Generalmente, en Occidente, rechazamos el sufrimiento. Lo vemos como una interrupción poco grata del viaje hacia la felicidad. Así que lo combatimos, lo reprimimos, lo medicamos o buscamos soluciones rápidas y fáciles para deshacernos de él. En algunas culturas, especialmente la oriental, el sufrimiento se valora y se reconoce por el importante papel que juega en la vida de las personas, en el serpenteante camino hacia la gloria.
El monje tibetano Khenchen Konchog Gyaltshen Rinpoche enumera cuatro beneficios del sufrimiento: sabiduría, resistencia, compasión y un profundo respeto a la realidad.
Uno de los beneficios más significativos del sufrimiento se encuentra en que genera un profundo respeto por la realidad.
Tal Ben Shahar
No se trata de buscar el sufrimiento deliberadamente, sino de hacer algo con él, de convertirlo en positivo.
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