Diferentes expertos han concluido que uno de los principales beneficios de llorar es su efecto como calmante natural.
La represión del mismo tiene consecuencias negativas. Aunque llorar sea una respuesta del cuerpo de índole emocional, en realidad la respuesta del llanto es biológica.
Al llorar limpiamos el lagrimal, conseguimos una mayor hidratación del ojo y liberamos hormonas del bienestar.
En periodos de estrés se produce una sobrecarga de las hormonas mencionadas anteriormente, y al llorar, se eliminan provocando los mismos efectos que los analgésicos opiáceos.
Socialmente el llanto ha estado, y sigue estando, vinculado con la debilidad. Es por eso que se debe ofrecer una educación basada en la liberación de emociones a través del llanto y no en la contención. Una vez reducida la carga emocional se puede comenzar a trabajar desde una parte más racional.
Si seguimos el ejemplo de la bola de nieve, la contención del llanto provoca que las emociones se vayan acumulando, lo que haría crecer la bola de nieve. Si esas emociones van siendo expresadas, la gran bola de nieve quedaría dividida en bolitas, siempre más fáciles de manejar.
"Cualquier cosa que sea necesaria para que una persona se desahogue y libere la tensión es esencial para nuestra salud emocional" (Jordi DeLuca)
"Por medio del llanto descubrimos nuestras emociones, y somos capaces de enfrentarlas" (William H. Frey II)
"Estamos genéticamente programados para llorar, y negar ese impulso daña nuestro bienestar físico" (Dra. DeLuca)
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