"Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos inconmesurablemente poderosos.
Lo que nos asusta es nuestra luz, no nuestra oscuridad.
[...]
Y al dejar que nuestra propia luz brille, inconscientemente, le damos permiso a otros para que hagan lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia, automáticamente, libera a otros"
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